Es algo que hacía mucho en mis tiempos de estudiante porque hace unas cenas muy socorridas.
A los niños les suele encantar.
Pues eso, solo es empanar las rodajas y freir.
Se pueden poner enteras o partidas por la mitad, pero que estén cortadas gorditas para que salgan jugosas.
Con lo que sobra de pan y huevo se suele hacer lo que aquí llamamos Papajotes que es el huevo batido, pan rallado, ajito, sal y perejil y frito. Es lo que hay en la foto que parece una croquetita.
domingo, 24 de enero de 2010
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Ay que ver, con lo que me gusta a mi la mortadela, jamás se me hubiese ocurrido rebozarla, jajaja....pero seguro que algún día probaré a ver que tal.
ResponderEliminarY los papajotes, que penita, se fué a vivir fuera una buena amiga, que me los hacía muchas veces cuando íbamos a cenar a su casa y la verdad es que siendo tan sencillos, están de muerte.
Un besito.